Al vate, en su día

 
  
Corria el 91. El amigo Becerril era agrónomo.
Y necesitaba un sistema para hacer un conteo poblacional de Chinchillas (sí, una cosa rara para un proyecto de posgrado, pero uno no escoge a sus clientes cuando hay que pagar la renta).
El caso es que el sistema nunca cuajó.
Pero en ires y venires a su casa me prestaba libros.
Y al menos uno, deliberadamente, nunca le devolví porque me pareció fascinante e inconseguible.
Margarito Ledesma, Poesías, Décimo tercera edición, con prólogo de Leobino Zavala, México, 1978.
Eso pone en la portada.
Pero en la primera página: "Becerril Pérez 6-VII-79 Me lo regaló Ma. del Carmen".
Y más abajo, un necesario addéndum.

 
 
Así que he aquí mi humilde aportación en este (ya que insisten) día del poeta.
Tres poemas del vate de Chamacuero, que me hizo robar un libro.
Y en mi descargo diré, amigo Becerril, donde quiera que estés, que si te vuelvo a ver algún día, con gusto te armo un juego de fotocopias.

 
 
MISERERE
(A mi fino compadre don Antonio Magaña)
-------------------------------------
 
Mi compadre don Antonio
tiene una güerta de limas
y antier quiso el demonio
me invitara con mis primas.
 
Todos con satisfacción
nos fuimos a la merienda,
y al pasar por una tienda
compré algo de chicharrón.
 
Y ya en la güerta sentados,
gozamos de lo presente,
pues todos tienen buen diente
y los train muy afilados.
 
Y entre si quiere o no quiere,
me eché como medio ciento,
y me agarró un miserere
que ya mero no lo cuento.
 
Y de allí desde la orilla
hasta el propio domicilio,
me llevaron en camilla
y pidiendo mucho auxilio.
 
Y ya viéndome en mi centro,
mandé por algún doctor,
pues sentía como un hirvor
que me andaba por adentro.
 
Y después de muchas cosas
y cobrarme medio hidalgo,
al fin con unas ventosas
pude recobrarme un algo.
 
Y al verlas tan asustadas,
así les dije a mis primas:
-Lo malo no está en las limas,
sino en que fueron perchadas.
 
Pues son fruta de valía,
fresca y de mucha sustancia,
mas no la coman con ansia
ni menos con guzguería.
 
Y procuren al comerla
tener mucha precaución,
para no ir a revolverla
junto con el chicharrón.
 
Pues esto es tan perjudicial
y tan malo de por sí,
que ya vieron lo fatal
que me andaba yendo a mí.

 
 
EL AMOR Y EL INTERÉS
-----------------------------
 
Cansado estoy de la vida.
Ayer me fui a la partida
y gané como cien pesos;
y ¿qué dirán que pasó?
Pues que hoy, muy de mañana,
pasó ella con su hermana,
y al ir pasando se rió.
 
¡Mujer pérfida y ingrata,
con razón alguien se mata,
pues ya no puede aguantar!
¿Por qué antes no decías nada
y te hacías disimulada
cuando me veías pasar?
 
¿Por qué antes no me mirabas
y a la pared te voltiabas
así, cual si cosa tal?
Y ahoy, al pasar a misa
me miraste y te dió risa...
¿Será porque hay capital?
 
Ponte a pensar que el dinero
es bastante traicionero
y se acaba en dos por tres,
y al que dinero le sobre
es fácil quedarse pobre
en un resbalón de pies.
 
Por eso es que, a tu pasada,
esa risa interesada
no me cayó nada bien,
pues me habrías dado de besos
si hubieran sido mil pesos,
así como fueron cien.
 
Mira: es bueno hacer un trato.
Yo al dinero no le acato;
mas si me quieres querer,
ha de ser porque tú puedas
y no por esas monedas
que bien se pueden perder.
 
Pues no es justo que en la vida,
cuando vamos de subida
nos traten con gran primor,
y luego ya como esclavos
cuando ven que no hay centavos.
¡Yo creo que ese no es amor!
 
Y si no para que veas
que de mí no te chanceas
y que en lo hablado quedamos,
voy a jugar ese saldo,
al cunquián, con don Romualdo,
y si pierdo, NOS CASAMOS.

 
NOTA. Les apuesto lo que quieran a que cuando lean esta hermosa poesía que, la verdad, me salió vario bien desde un principio, pero que siempre quedó más atesadita después de que me la corrigieron, luego luego van a echar de ver que es por Panchita Pérez; pero no quise poner su nombre en el argumento porque no se vaya a enojar, pues ya ven que tiene algo de mal genio; pero, eso sí, le puse "nos casamos" con letras grandes para que vea que ni fuerza me hace.

 
 
ORILLEJOS
------------------------------------
¿Quién me llama la atención?
-El Estación.
¿Quién hay que mis pesares calme?
-El Empalme.
¿Y quién sofoca mis males?
-De González.
 
Por eso mi corazón
tiene unas ganas fatales
de pasarse por el Estación
del Empalme de González.
 
¿Qué como cuando hago rimas?
-Unas limas.
¿Qué pueblo es el que más quiero?
-Chamacuero.
¿Y quién murió alrededor?
-Comonfort.
 
Por eso con gran sabrosor
seguiré haciendo mis rimas
y gustando de las limas
de Chamacuero de Comonfort.
 
¿En dónde se ahogó mi tío?
-En el río.
¿Dónde tu amor te pedí?
-También allí.
¿Dónde juego a la baraja?
-En La Laja.
 
Po reso, si no hace frío
en días que no se trabaja,
luego lloro y luego me río
junto al río de La Laja.