Y feliz navidad, por cierto.


 
De pronto advirtió que se encontraba en un sitio lleno de maleza.
“Qué raro. Se parece un poco a Dagobah, aunque…”
Un extraño animal resopló a su lado.
El susto lo obligó a accionar la espada.
“¿Qué clase de animal fantástico es este, con dos jorobas?”
Miró entonces a los tres sujetos que se encontraban a su lado. Los tres miraban sonrientes en una misma dirección.
-Oiga, amigo, apague esa cosa, pone nerviosos a los animales - dijo el moreno.
Obedeció. Tampoco se trataba de incordiar a nadie. Menos a nadie que se haga acompañar por esa mole de larga trompa tan parecida a un bantha.
-¿Eh.. en dónde estoy? –se animó a preguntar.
-Oh, tranquilo –dijo nuevamente el moreno, acomodando su corona-. Pasa todos los años. Aparecen uno o dos que no tienen ni idea. El año pasado fue un tipo verde. Enorme y malhumorado. Lo acompañaba otro con una “S” en el pecho que, literal, se sentía superior a todo el mundo. Un plomazo.
-¿Y se puede saber qué hacemos aquí?
-Beeeh... -dijo el animalito blanco y esponjoso, haciéndolo saltar.
-Es una especie de representación. Todos miramos hacia el portal y permanecemos quietos hasta el día en que la casa se llena de ruido, la familia cena junta, el tío Eustaquio se nos cae encima por exceso de ponche y finalmente volvemos a la caja. Excepto ustedes, claro, los visitantes.
-Qué horror. Siento el lado oscuro de la fuerza muy apagado. ¿Es normal?
-Perfectamente. Pero es la temporada, no se preocupe. Las cancioncitas en la radio, las rebajas en las tiendas y todo eso. No dura más de un mes. Aunque es cierto que hubo uno, un tal “Doctor Doom” que volvió hecho un dulce. Supe que ahora no sale de tomar el té con las chicas de Lego Friends.
-¡Auxilioooooo! ¡Palpatine!
-Beeeh...-confirmó el esponjoso.