-¡Hey, felicidades!
-¿Es a mí?
-Sí. Es 2 de abril. ¡Día del libro para niños! Te hice un pastel.
-Eh… gracias, pero no nos precipitemos. Eso de “libro para niños…”
-¿Cuál es el problema?
-Mira. No me lo tomes a mal, agradezco el pastel y todo, pero… bueno, toma en cuenta que apenas estoy empezando. No tengo ni diez años en el mercado.
-¿Y qué con eso?
-Yo, algún día, formaré parte de… hazte para allá que necesito hacer un ademán con la mano… ¿Estás listo? Algún día formaré parte de… “La Literatura Universal”.
-¿Y eso qué rayos significa?
-¿Pues qué va a significar? Algún día me verás en el mismo estante que “Cien años de soledad”,”La montaña mágica”, “Crimen y castigo”...
-Debe ser la primavera. Ha subido mucho la temperatura últimamente y a algunos les afecta en serio. Un tío mío, en cuanto empezaban los calores, se ponía a cortejar percheros.
-¿Te estás burlando? ¿Precisamente tú te estás burlando?
-Oye, cada quien es libre de tener los sueños que quiera, pero… “Lorenza, bájate del perro” no es precisamente el título que Harold Bloom piensa encontrar en su librero cuando extiende la mano.
-Estás celoso. Debí suponerlo. Yo algún día puedo volverme un clásico y en cambio tú sólo vas que vuelas para viejo.
-Como quieras.
-¿No eres tú el que siempre dice que sus libros son “como sus hijitos”? ¡Deberías estar orgulloso! Además… el día que me cubra de gloria, tu nombre estará ahí, malagradecido.
-Es que no veo cuál es el problema de que le gustes a los niños. Ibi, sin ir más lejos…
-¿Quién es Ibi?
-¡Ibi! Creí que te había mostrado la foto. Mira.
-¿Ella es Ibi? Hermosa sonrisa. Y yo no salí nada mal. Tú, en cambio…
-Sí. Como sea. ¿Sabes que eres uno de sus libros favoritos?
-¿En verdad?
-En verdad.
-¿No me mientes?
-Ella misma me lo dijo.
-…
-…
-Hermosa y enigmática sonrisa, ¿eh? Debe ser una chica muy lista.
-Y tú deberías estar orgulloso. Ya quisiera “Crimen y castigo” ser apreciado así por una chica como ella.
-Bueno… ahora que lo dices…
-Ni siquiera yo lo imaginaba el día que te escribí. O que Manuel te dibujó. Y aquí estamos. Mira. Es un verdadero prodigio. Tal vez en cuarenta años Ibi esté leyendo “La montaña mágica” o “Cien años de soledad” pero será, un poquito, gracias a ti.
-Vaya. Es posible que sea cierto, ¿no?
-Muy posible.
-…
-…
-¿Puedo conservar la foto?
-Toda tuya. Presúmela con quien quieras.
-Gracias. Oye… ¿te quedarás al pastel?
-Considerando que toda esta charla estuve luchando con las ganas de estrellártelo en la portada… claro que me quedo.
-Sólo que no comas demasiado. No soy el único que festeja, ¿eh? Somos varios. Y además tienes los triglicéridos altos, recuerda.
-Feliz día, pues.
-¡Y muchos años de estos!