Asunto peculiar, éste de la magia.
Tuve el horrendo atrevimiento de asomarme al correo privado de Santa y descubrí que el mayor deseo de la remitente de esta carta es que exista la magia.
Asunto peculiar.
No sé si alguno de los presentes se atrevería a intentar definirla.
Y, sin embargo, supongo que todos los presentes alguna vez también deseamos que existiera.
“Que desaparezca la escuela”
“Que la capital de Francia sí sea Londres”
“Que al que me molesta en el recreo le salga cola de mono”.
De hecho, es posible que algunos de los presentes sigamos deseando que exista.
“Que desaparezca la oficina”
“Que los estados financieros cuadren”
“Que al que me molesta en las juntas le salga cola de mono”
Y aunque es cierto que algunos de nosotros, al prender la linternita del celular decimos “¡Lumos!” con vehemencia… en el fondo sabemos que no hay más magia que la de una batería bien cargada.
Así y todo, igual me atrevo a esta definición:
Magia es todo aquello que nos hace felices… y no nos sabemos explicar.
Así, puede ser igual de mágico que Mariloli acepte (¡al fin!) tu invitación a salir como el que le puedas pedir con tu propia voz a un aparatejo que ponga música de Frank Sinatra… y la ponga.
Para los efectos, hay la misma magia. El mismo sentimiento de gratitud hacia Mariloli y hacia el inventor del aparatejo.
Y hacia el que creó la receta del pastel de mil hojas. Y el que hizo posible el gps. Y las películas a la carta.
Y las reuniones familiares por zoom. Y la tan ansiada vacuna…
Y al que te ayudó a subir el súper los tres pisos hasta tu casa...
Y etcétera.
Al final, siempre hay alguien detrás de toda esa magia que transpira el mundo.
Pero, por lo pronto, me atengo a una carta. Una carta donde una niña admite que se ha portado mal pero, aún así, manifiesta a un ser mágico su deseo de que la magia exista, aunque no se lo pida expresamente porque comprende que no es algo que pueda hacer en su fábrica (llena de duendes mágicos y renos mágicos y… )
Háganme ustedes el favor.
Me dibuja una inexplicable sonrisota que no puedo con ella.
¿Que mayor prueba de que la magia existe?
Ya se lo diré el mero 25. Que hay magia donde alguien te pinta una sonrisa. Y esa es toda la magia que necesitamos en estos tiempos. Y es una verdad irrefutable.
Aunque todavía nadie invente cómo hacer que le crezca una cola de mono al pesado del salón.