...ese señor de la izquierda le propuso al otro señor, el de la derecha, que escribiera una novela de terror para una colección que estaba armando. Sólo le dio 2 indicaciones: Espantar mucho y pensar en el público lector como de chavos de 12 para arriba.
Así empezó un proceso fascinante de creación y edición como nunca había experimentado el señor que aquí se ve tocando el piano y que no es otro que el que esto escribe. Un ir y venir de correcciones con el texto que arrojaría varias fechas significativas.
La primera, el momento en el que el protagonista recibe un grimorio que le cambiará la vida, “El libro de los héroes”. Eso ocurre el 22 de mayo del 2007. Está plasmado en la novela con minutos y segundos porque es el momento justo en que escribi el pasaje.
La segunda fecha importante es el día en que terminé la 1ª versión. 23 de octubre de 2007. No bien mandé a Daniel Goldin el archivo, a mi esposa embarazada se le reventó la fuente. A las pocas horas de nacer mi hijo de papel, nacía también mi hijo de carne y hueso.
La última fecha importante, como la primera, también recae en mayo. Del año siguiente. 7 meses después de entregar el primer borrador. 23 de Mayo de 2008. Daniel y yo llegamos a la última, última, última versión de la novela.
Curioso. Por razones de conveniencia editorial (hasta la influenza se nos atravesó), terminamos en mayo otra vez. Ahora del 2009. Fue entonces que recibí los ejemplares de mi primera novela de terror y la cual ya sabía que formaría parte de una saga.
La posibilidad de que se me hubiera ido la mano con el terror me hizo mandar libros a hijos de amigos míos para conocer su opinión, pues temía una andanada de padres furiosos. Pero mi alma descansó pronto. Aquí las primeras reseñas.
Y aquí la primera carta de un lector fuera de mi círculo cercano. La primera, primera que me hizo pensar que tal vez el libro sí podría gustar mucho. Y no sólo a lectores infantiles y juveniles. Sino de todo tipo.
A partir de entonces inició la vorágine. Promoción y escritura al alimón. Me puse a darle a la segunda parte sin descanso y tratando de cumplir en tiempo y forma y exigencia con la editorial (según esto íbamos a sacar un libro por año. Peeero...).
Entregué la primera versión de la segunda parte, justo a los dos años de que naciera “Siete esqueletos decapitados”. Con esa entrega nacía también el nombre de la saga, como se puede ver en el mail.
Y así nos fuimos… escribiendo, corrigiendo, editando y publicando.
Al lado de Daniel Goldin siempre estuvo Sandra Sepúlveda. Y rodeándonos a los tres, el equipo de promoción de Océano…
Fue hasta el 2011 que salió a la luz “Nocturno Belfegor”, la segunda parte de la saga.
Y en el 2013, la tercera parte “El llamado de la estirpe”. Fue cuando decidimos rediseñar las dos portadas anteriores y así darle identidad propia a la saga.
Dos años más, por supuesto, para que saliera “El destino y la espada”. 2015. Aquí Daniel ya se había ido a dirigir la Biblioteca Vasconcelos, pero creo que nos dejó a Sandra y a mí bien encaminados.
Y, finalmente, otros dos años más para terminar la saga. 2017. Estaba aterrado al culminar el último libro. “Principio y Fin”
Pero Sandra me dijo al leer la primera versión que le había “encantado”. Así que pude plantar mi banderita, reposar la cabeza y abrir el champán.
Diez años en total para escribir una saga de miedo y aventuras.
Y otros tantos de presentaciones fabulosas. Con presentadores de lujo.
Y mucho cariño lector.
10 años a los que terminaron por sumarse 5 más. ¡Y los libros se siguen leyendo y disfrutando!
(Estos tuits son la prueba más reciente de este bonito hecho). 🙂
Por eso las ganas de celebrar que se cumplen tres lustros de que un tal Sergio recibiera un libro que le cambiaría la vida.
Celebrar, sí. Porque hace más de 15 años un señor tecleó “Nicte, segunda labor” y otro señor decidió que valía la pena dar a conocer al mundo esas líneas. Muchas gracias a él y a todos los que se han ido sumando a esta alegría.
Con todos, mi corazón completo. Como dice en la última página de “Principio y fin”:
Muchas gracias por acompañarme en este viaje.
Ah Y por cierto...
¿Cuánto miedo pueden soportar? 😉
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