EL LIBRO DE LOS HÉROES
NICTE, SEGUNDA LABOR
Con esa breve frase iniciaba en el 2007 la aventura literaria que más me marcaría en la vida.
Yo no lo sabía cuando tecleaba de ese modo el inicio de "Siete esqueletos decapitados" pero nunca volvería a ser el mismo, ni como escritor ni como persona.
Poner aparte estos libros en mi página personal sólo obedece a la necesidad de darles un sitio especial (así como lo tienen en mi corazón.
Honestamente, a veces siento que ya tengo poco que decir acerca de Sergio, Brianda, Jop, Farkas, Guillén, Alicia... pero como sigue habiendo tantas muestras de afecto y lecturas cariñosas por parte de tanta gente, que sirva este espacio para agradecerles a todos de bulto.
Y añadir cositas o noticias que vayan surgiendo, claro. 😉
I. Siete esqueletos decapitados
Una tarde de principios del 2007 me llamó Daniel Goldin, el editor de Océano Travesía, para invitarme a formar parte de una colección de literatura de terror que pensaba abrir próximamente. No me impuso ninguna condición; si acaso, sólo que intentara espantar lo mejor que pudiera a chavos mayores de doce años. Con todo, la condición que yo sí me impuse fue contar una historia que aconteciera en la Ciudad de México, en la que el protagonismo recayera en chavos (no en adultos), y donde la lucha se diera contra entes verdaderamente malignos (la verdad tengo un problema con los vampiros edulcorados). Así fue como empezaron las aventuras de Sergio Mendhoza y sus amigos. Y así fue como concebí que el antagonismo sólo podía centrarse en demonios (en sus diversas y horribles acepciones). La idea me rebasó. Al trabajar a Sergio, al teniente Guillén, a Brianda, a Jop y a Alicia, sentí que valía la pena llevarlos a distintos niveles, a una batalla de mayores proporciones que la que me brindaba un solo libro. Lo hablé con Daniel y aceptó. Así que Siete esqueletos decapitados se convirtió en el primero de una serie de varios libros. A la fecha no sé qué tanto miedo puedan causar mis relatos. Por lo pronto me conformo con saber que gusten...
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II. Nocturno Belfegor
Me he propuesto tensar las cuerdas hasta donde sea posible. (Finalmente, es lo que hacen todos los autores, supongo: poner a prueba a sus personajes y ver qué tanto son capaces de dar de si mismos.) Pues en esta segunda entrega, la misión de Sergio está en marcha, y ya no es ningún secreto que debe enfrentar fuerzas verdaderamente malignas, con nombre y apellido, con pasados abominables. Y debo confesar que, mientras escribía este texto, perdí el sueño por varias noches y me acometió una inquietante obsesión por terminar, por ver crecer a Sergio o verlo morir en las garras de los demonios. A las tres de la mañana me despertaba con pesadillas y me sentía obligado a acometer la escritura como si de ello dependiera la suerte de mis protagonistas.
Por momentos, en mi casa, creían que perdía la cordura.
Afortunadamente, terminé. Y el texto se fue a edición y a imprenta. Lo mejor de todo es que, como dice el teniente Guillén, nada a lo que hayas sobrevivido es realmente insoportable. Así que Sergio tendrá, todavía, que enfrentar más y más y más cosas.
Hasta donde le sea posible.
Tensar la cuerda.
Crecer o morir.
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III. El llamado de la estirpe
¿Has tenido esa sensación, cuando estás en una carrera de fondo, de que te quiebras a la mitad del camino? Bueno, yo tampoco. La verdad es que soy poco deportista. Pero me imagino que debe ser muy parecido a lo que me ocurrió cuando estaba escribiendo esta tercera. Me he propuesto que la saga sea de cinco volúmenes (no es capricho, la historia lo demanda, que conste) y cuando estaba en esta tercera todos los demonios se conjuraron en mi contra (no es metáfora, de veras varios monstruos se me vinieron encima; principalmente ese que te visita siempre antes de un examen y te susurra al oído: "ni te esfuerces, vas a reprobar").
No es cuento. Esta tercera parte generó tanta expectativa que de repente sentí que el autor ya no estaba a la altura de sus personajes. Y me daban ganas de hacer como el maratonista que finge un esguince y salirme de la carrera. Pero bueno, igual la escribí; ni modo de no hacerlo. Y lo hice con el mismo cariño con el que trabajé las otras dos. Y la sufrí todavía más; no porque me costara trabajo sino porque descubrí que en verdad Sergio Mendhoza y su suerte están en mis manos. Y las cosas por las que pasa en esta son en verdad terribles... pero también es cierto que no hay héroe que luche contra el mal y no pierda el peinado (si acaso el James Bond de los años setenta, pero nadie más).
Así que aquí está.
Y ahora sí, bien que mal, ya puedo asegurar que soy capaz de escribir una saga literaria. No quiero decir que una buena, pero sí saga con sus cuatro letras y sus cinco volúmenes (aunque apenas vayan tres).
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IV. El destino y la espada
¿Para qué repetir lo que cuento en "El llamado de la estirpe"? Pero ni modo de no decir que me pasó exactamente igual. Mismos miedos, misma sensación de "no la voy a hacer, me voy a quebrar a media carrera". Escribir una saga no tiene nada de sencillo; mucho de divertido, de emocionante, de satisfactorio sí, pero de sencillo nada. Llegar a este cuarto peldaño ha sido toda una victoria personal, sobre todo porque la historia en este volumen adquiere un ritmo especial, uno necesario para prepararnos para lo que viene. Y había que ser fiel a la trama, a los personajes, a lo que implica sostener un relato por ocho años y sus días. Aquí se descubren los orígenes de Farkas y la naturaleza de su vínculo con Sergio; aquí el Libro de los Héroes deja entrever sus misterios; aquí el autor entrega pedacitos de su alma en cada uno de sus personajes. Suena azotado, lo sé, pero es cierto; Sergio es un héroe muy a su pesar, y a veces ir de la mano con él en todo lo que le acontece también cuesta trabajo, aunque sea uno quien decide su suerte. Un libro que me dejó agotado pero satisfecho, listo para concluir pase lo que pase. Una recomendación: no lo leas si no has leído los tres anteriores.
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V. Principio y Fin
¿Qué podría yo decir de un libro que estuve pensando durante diez años? En mi cabeza, desde la creación de Siete esqueletos decapitados estuve trabajando posibles desenlaces, para qué decir mentiras. Cierto que desde que inicié la saga ya sabía lo que quería para mi querido Sergio Mendhoza, pero siempre debe tener uno abierta la mente a otros caminos, otras alternativas. Y así con Nocturno Belfegor y El llamado de la estirpe y El destino y la espada. Todo el tiempo en mi mente la pregunta. "¿y qué tal si...? Siempre decidiendo cuál sería la mejor ruta, el mejor final. En todo caso, aquí está. Después de una jornada bastante extensa y nada fácil, pero muy llena de satisfacciones, el libro que concluye la aventura. Un volumen que, para mi enorme fortuna, ha sido muy bien recibido por los lectores, esos fieles compañeros de tantas batallas que crecieron con los personajes y con el autor. Si eres uno de ellos, uno de tantos que se sumaron a la cofradía de lectores que aprendió a querer a Sergio, a Brianda, a Jop, a héroes y demonios... ¡MUCHAS, MUCHAS GRACIAS! Esto no habría sido posible sin ti y por ello, estaré en deuda contigo hasta el fin de los tiempos y un día.
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SÍMBOLOS
Aquí te dejo los tres símbolos importantes de "El libro de los Héroes" en distintos formatos, para que los descargues y uses en el forro de tus cuadernos, en stickers, en playeras, en tatuajes... en fin, lo que gustes. La alborada lunar, el Clipeus y el diamante de la Krypteia. Un regalito del gran Diego Álvarez, quien estuvo también a cargo, junto con Roxana Deneb, del diseño de las portadas de los Libros. TODOS TUYOS.