Punto Final

Decía Arreola que…
“Mientras uno escribe un libro se tiene que sepultar en él, vivir sólo en él”.
Es decir que, cuando uno termina un libro, muere en él. Resucita de este lado.
Pues eso soy ahora: Un zombi con una nueva novela acabada.
Que es casi como presumir una derrota.
Mis manos siguen tan vacías como las tuve al marcharme.
Y el tiempo no se detuvo en mi ausencia.
Pero es cierto que ese nuevo mundo, que por lo pronto nadie más conoce…
Me hace sentir que valió la pena.
Aunque haya tenido que encender mi propia luz a mi regreso.
Quizá algún día algún lector conozca ese nuevo mundo.
Y lo habite satisfecho.
Y salga de él mínimamente transformado. 📚